viernes, 18 de mayo de 2012

La caverna del ADN



En el yacimiento de Galería, vinculado al de la Gran Dolina, dos grupos de investigadores se manejan entre redes y andamios, uno de ellos localizando restos de bóvidos y bisontes e industria lítica fabricada en sílex y datados en 360.000 años. «Próximamente vamos a acceder a niveles más desconocidos, con una antigüedad cercana al millón de años. En esta zona las ocupaciones humanas eran de poca entidad», expone Andreu Ollé, responsable de los trabajos.
El itinerario de rastros prehistóricos prosigue ascendiendo por una zona boscosa que conduce a la Cueva Mayor, un sistema de cavidades subterráneas en cuyo interior han aparecido restos desde el Neolítico a la Edad del Bronce, así como pinturas, grabados, y objetos diversos. Varios reflectores iluminan los trabajos de esta caverna gigantesca que da acceso a las Galerías de las Estatuas y el Sílex, a la Sala de los Cíclopes, al Salón del Coro y a la Sima de los Huesos.
«Este yacimiento es como una pirámide, un enorme cono en cuyos sedimentos aparecen restos desde el período Neolítico hasta épocas romanas y medievales. Aquí ha habido siempre gente viviendo, es una gruta enorme; abajo están los niveles del paleolítico, pero no sé cuándo llegaremos», resume Juan Luis Arsuaga, codirector del yacimiento de Atapuerca, más que satisfecho de las investigaciones sobre ADN realizadas en esta gruta. Como muestra de lo costoso que resulta aquí excavar y encontrar fósiles humanos cuenta que encima de ellos se apilan unos trescientos esqueletos de osos acumulados a lo largo de miles de años. «Espero llegar excavando a la mitad de la Sima de los Huesos antes de morirme», bromea esperanzado.

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